martes, 24 de julio de 2012

TRANSGRESIÓN, LA CARA DE LA LIBERTAD DE UNA SOCIEDAD CONTEMPORANEA.


Desde sus más remotos comienzos  la civilización tiene como propósito fundamental  alejarnos de la naturaleza, de una animalidad amenazadora, de esa bestialidad desmedida y  de ese origen, al cual hoy ya no pertenecemos. El hombre se auto escindió de un mundo natural, al tratar de implementar un sin numero de reglas y normas, que en primera instancia favorecieron sus propósitos de cacería y de trabajo, pero que después, estas mismas reglas y normas, se convirtieron  en el eje  central de una sociedad que giró por largo tiempo, en base a cánones netamente religiosos, que terminaron por circunscribirse en  una constitucionalidad  ético-cultural, basada en controles legales y jurídicos,  que el día de hoy  NO alcanzan a  garantizar un comportamiento apacible y la mejor convivencia entre nosotros.                                                                                                                                   
Hoy después de un proceso de  civilización de mucho más de 2000 años, este tipo de reglas y de normas que buscan garantizar la mejor convivencia social entre los hombres,  proliferan de manera desmedida, desnaturalizada, pero que quede claro,  dentro de un gigantesco marco racional, tanto así, que el hombre hoy se encuentra encerrado dentro de constituciones  que operan con cientos de artículos, religiones con millones de pecados y familias con miles prohibiciones, que terminan  por  formar una conciencia irreductible y dogmática; aunque no débil e  independiente. Conciencia  que ultimó por reducir  lo que un día se llamó libertad, a simples sensaciones  ingenuas, pasajeras  y  esporádicas. En estos momentos me atrevería a decir que,  el hombre término siendo una marioneta cuyos hilos son movidos por los propósitos racionales de una civilización decadente.                                         
Decadente en cuanto al sentido  de que en cualquier caso el hombre pertenece  a ambos mundos, entre los cuales por más que se quiera esta desgarrada su vida. El mundo de la razón que  es la base de la vida humana, pero esta sistematización no nos adsorbe enteramente y si bien nuestra razón  manda, nuestra obediencia no es jamás ilimitada. Con su actividad el hombre edifico el mundo racional pero sigue subsistiendo en él un fondo natural originario, fondo en el cual confluyen la violencia,  la bestialidad, la perversidad, la libertad, los impulsos o  simplemente el antiquísimo animal.                                                                                                                                              
Lo anterior simplemente para concluir que la libertad como fue conocida anteriormente mucho antes de filosofía griega  y con ella y quizá también  por la  filosofía medieval refiriéndome exactamente a Michel de Montaigne,  la libertad todavía existe en su misma esencia, pero su cara a cambiado, la forma de representarse en la realidad hoy es diferente y exigua, la palabra perfecta para designar la libertad en la contemporaneidad es transgresión. La libertad en medio de las normas que rigen la sociedad se convierte en transgresión, simplemente por que ella va directamente en contra de los propósitos de sociedad cartesiana infundados desde un continente europeo también decadente. La libertad hoy se convierte en esa salida de lo cotidiano, en un escape al tiempo y al espacio para emprender un viaje que esta justamente es el límite de lo irracional dentro de la racionalidad que hoy es el hombre, teniendo en cuenta que también hay una irracionalidad que no olvida. El ejemplo puede ser justamente la “ola” película alemana dirigida por  Dennis Gansel donde  un profesor  funciona como elemento incendiario, como un magnánimo viento que empujo una ola.                                                                                                                                                             Un número de jóvenes que se deja arrastrar por una clase de autocracia que los lleva a las últimas consecuencias, lo verdaderamente interesante es que el profesor les ofrece libertad bajo un dogma que transgrede la funcionalidad activa del colegio y de la sociedad, un dogma dentro del cual ellos puedan rayar las paredes, y hacer cosas que antes no podían, bajo el régimen de autocracia adquiera el poder que los impulsa a transgredir, hacer uso efectivo de su libertad. Encontrándose en la película una situación donde confluyen poder, transgresión y libertad. Fusión que terminar por aniquilar la intrépida ola contra las gigantescas piedras del acantilado, o para alejarnos de una vez de metáforas literarias contra la tragedia y el presidio.   
No es ajena Elephant  la película dirigida por el transgresor  estadounidense Gust Van Sant; basada en la masacre ocurrida en el instituto Columbine, donde dos jóvenes deciden atacar al resto de la comunidad estudiantil, sumida en una cotidianidad desmedida, llena de  problemas y normas INTERIORIZADAS que no  permiten una libertad esencial, por el contrario, se encuentra una libertad constreñida, encerrada regida por principios éticos y morales, tan aparatosamente normales , que es  estrictamente necesario interponer entre ellos  un hecho extraordinario, que permita un salir de marcos lineales o racionales, para  buscar experiencias que posibiliten un escape a lo cotidiano. La experiencia es simplemente la fusión del sujeto con el objeto en el entero  desconocimiento, lo que proyecta una sensación de indeterminación, una caída del tiempo y el espacio  donde pueden confluir: la libertad, la violencia, el erotismo, la perversidad  y  otros sentimientos que componen lo humano, el problema radica en que hoy  la sociedad opera, o mejor,  quiere operar en un marco de cordura o sensatez. Marco que se hace estrictamente necesario romper, para buscar aquellos sentimientos que hoy se encuentran dormidos, por propósitos racionales; pero que  en cualquier momento pueden despertar y recordarnos el ser libre y continuo que alguna vez fuimos.  
Para ser un poco más profundos cabe resaltar el importante trabajo del colombiano Andy Baiz, donde además de ejemplificar de la mejor manera la sociedad  canónica de la que hablo, también  se sumerge en la psicología de un hombre que siente asco de una sociedad absurda, sucia y además decadente. A diferencia de la ola y de Elephant  el protagonista es un hombre viejo, que ya ha recorrido los azares del tiempo, viejo  en el cual ya no se encarna esas  ansias desmedidas  de romper con las normas, ni tampoco la intención de buscar la libertad que le es inherente.  Eliseo es un personaje que simboliza  el “ENUI”  ese sufrir, ese desconsuelo, ante lo superflua y absurda que puede llegar a ser la vida y la sociedad que en últimas la compone. Finalmente Elíseo empieza una cadena de asesinatos que terminan con el gesto más emblemático y liberal en la vida, que es el suicidio, igual que finalizaron las otras dos películas mencionadas, para dejarnos claro que hay una libertad secuestrada, encerrada, que busca una rápida salida, que le permita encaminarse a su esencia. Y supremamente que el hombre en ultimas debe  retornar a la libertad, por más razonables que seamos hoy, puede volver a dominarnos esa libertad que en su esencia se diluye  con violencia, crueldad y perversidad. Libertad que al retornar ya no es natural; sino que es la libertad de un ser razonable, que intento obedecer, pero que sucumbe ante el impulso que en si mismo no puede reducir la razón. 

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