jueves, 19 de julio de 2012

EN LOS TIEMPOS DE PABLO ESCOBAR.


La historia de la republica de Colombia ha tenido como es normal sus momentos de lucidez, de gloria y de inmensa alegría, momentos que de la peor manera contrastan con periodos  oscuros, acompañados de sangre y de muerte. De estos últimos no es ajeno el  fenómeno conocido como narcotráfico, introducido al país hacia los años 70, cuando Colombia apenas  conservaba  aires de provincia y soberanía que se fusionaban cándidamente  con idealismos de desarrollo. Fue en este entonces cuando  la familia Ochoa y don Pablo Escobar Gaviria  comenzaron a darle un giro inesperado  al país, giro que produjo  cambios drásticos en todos los sentidos (culturales, sociales, políticos, económicos ) tanto así, que el eje sobre el cual se movilizaba el país se vio completamente  distorsionado y casi suplantado  por este fenómeno, del cual  hoy conservamos un poco más que los vestigios de lo que fue una de las mas grandes  tormentas que han sacudido al territorio colombiano.  
Hasta entonces el poder  de llevar los hilos de la nación solo era concedido por el pueblo, a la rama política, pero  cuando se conocieron  los propósitos incluyentes y los rápidos logros  con los que se establecía el fenómeno del narcotráfico, se distorsiono dicha teoría y el poder  tambaleó  entre las dos orillas del mismo rio. Los pioneros narcotraficantes  en un abrir  y cerrar de ojos  se convirtieron en los reyes de un país donde ya se había extinguido la monarquía: eran dueños de las más grandes industrias, eran compradores empedernidos, controlaban poderes políticos, económicos y hasta religiosos. Pablo Escobar Gaviria fue la cara más conocida del narcotráfico en Colombia y tal vez en el resto del mundo. Un hombre robusto, elegante, serio e inteligente, lleno de excentricidades y buenos negocios, sin lugar a dudas el rey  de las drogas. Los partidos políticos se peleaban por tener su nombre en sus listas, gracias a la popularidad otorgada a través de un discurso incluyente, socialista, que seducía a los colombianos que lo observaban todo el tiempo en distintos escenarios (deportivos, discotecas, iglesias, hasta el congreso de la republica.)
Colombia conoció al “Robín Hood Paisa”  aquel hombre que remplazaba tugurios por barrios, hombre de grandes donaciones, una persona que genero grandes empleos y dio  pasos agigantados para el desarrollo del país; lastimosamente este solo era un perfil del monstro que todavía nadie conocía y que se fue develando  poco a poco con innumerables rastros de sangre, pequeños indicios de torturas y muertes que Pablo ejecutaba a cada paso. El hombre que Colombia conocía sufrió una especie de metamorfosis. Después de que el estado emprendiera una cadena de investigaciones, hacia sus negocios e inversiones  que le proporcionaban grandes cantidades de dinero, tanto así, que lo convirtieron  por un determinado tiempo en el dueño de la republica colombiana, dichas investigaciones desprendían el velo que tapaba al más grande narcotraficante que ha nacido en estas  tierras mostrando cada vez más las verdaderas dimensiones del monstro que ha brotado de las cordilleras antioqueñas.
Después de que el periódico el espectador emprendiera una especie de conflicto con Pablo Escobar Gaviria el territorio colombiano fue  un campo de batalla el cual tenia en su derecha  al máximo narcotraficante con un imperio recién constituido, pero poderoso y en la otra esquina al estado colombiano muerto del susto, ante la guerra que se desataba  en contra de semejante capo, el conflicto comenzó como era ya  sospechado dejando periodistas, magistrados, candidatos y todo tipo de personas que estuvieran a favor de la extradición en Colombia, y que se opusieran ante los veredictos del rey, como victimas directas de las balas lanzadas por los trabajadores de Pablo.
El conflicto en Colombia alcanzo magnitudes estrafalarias, tanto así, que era peligroso salir de paseo e ir al supermercado. Colombia se convertía en un escenario violento, donde la sangre estaba al pie de la esquina y el miedo y la zozobra estaba presente en todas las familias colombianas. Zozobra que se pensó  acabaría con la muerte del capo el día 2 de diciembre de 1993 en manos  de el grupo de búsqueda creado por el estado solamente con la misión de asesinar al capo, pero el día de hoy nos damos cuenta de que Pablo Escobar Gaviria no murió.
Pablo Escobar Gaviria con las verdaderas características del superhombre dibujado por Nietzsche no se borrará jamás del territorio colombiano, pues aunque el capo haya sido extinto, su semilla quedo sembrada bajo el cielo colombiano como lo reitera alias Popeye, uno de sus camaradas, el cual argumenta que el negocio del narcotráfico continuó aun después de la muerte de Pablo pero bajo diferentes nombres,  “después de pablo quedan liderando en Colombia los Rodríguez Orejuela, en su tiempo nace el paramilitarismo que son narcotraficantes con bandera y escudo, y luego nacen las autodefensas que son aun más ambiciosas y logran sembrar amapola en Colombia convirtiéndose así en los dueños del país, liderados primeramente por Carlos Castaño y hoy operan cientos de  hombres bajo el nombre de las bacrin que es lo mismo  ”. Aunque el narcotráfico y las farc  hoy en Colombia son un fenómeno en decadencia, tenemos que aceptar que no se encontrara un fin al secuestro, la violencia, y la industria de las drogas hasta que no tengamos  una republica basada en principios de justicia para todos, pues lastimosamente  el pueblo colombiano vive hoy sumido en amplios estándares de desigualdad, lo cual nos pone en el punto más propenso para adoptar este tipo de acciones. Colombia es hoy una sociedad excluyente que tiene problemas de falta de oportunidades y desempleo,  factores que proyectan una sociedad al narcotráfico, encontrando allí una manera de empleo y de encontrar dinero fácil y rápidamente.  Además sobra decir que Pablo logro introducir más halla de la conciencia colectiva  del pueblo colombiano, la cultura del narcotraficante: aquel hombre que puede comprar todo, tener todos los lujos, satisfacer todas sus ambiciones por imposibles que sean, infiltrarse en todas las agencias secretas, sobornar todas las autoridades, corromper  fuerzas militares, hacer arrodillar a un país entero, ser un dios entre los hombres. De alguna manera pablo demostró que es posible lo imposible. Así que los hombres nuevos, los jovencitos de esquinas ven una posibilidad de salir del suplicio, que es la vida en algunas partes del país y adentrarse a las grandes esferas por medio de sangre, fuego y cocaína.
El concepto de narcotraficante fue introducido en Colombia por Pablo Escobar Gaviria, siendo él  mismo símbolo del concepto, recordamos en esta instancia Félix  Guattari  cuando nos habla de que los conceptos pueden permear cualquier superficie  si se alinean o se encarna en un personaje, púes bien, Pablo es el personaje del concepto narcotraficante  y de esta manera permeó la cultura colombiana, tanto así, que la literatura, el cine y algunos géneros musicales fundamentan sus obras con temas alrededor del narcotráfico, lo que profundiza y encarna de manera  sencilla lo que hoy conocemos  como narco cultura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario